miércoles, marzo 28, 2012

Entrevista al poeta colombiano Luis Eduardo Rendón: «La poesía no cambia instituciones ni países, pero sí a los seres que pueden llevar a cabo esas transformaciones»

El poeta colombiano Luis Eduardo Rendón


Por: Mario Pera




Luis Eduardo Rendón es uno de los poetas más destacados de la poética colombiana de las últimas décadas, siendo reconocido por su obra, la que destaca por su originalidad e ironía, brindándonos poderosas imágenes que rompen con los paradigmas.
     La voz poética de Rendón es, sin duda, una que no sigue las reglas dispuestas, sorprendiéndonos con cada nuevo poema de una manera distinta, incluso utilizando como recurso el humor, algo poco frecuente en la poesía.
     Además de poeta, Rendón desarrolla una trascendental labor como gestor cultural, siendo uno de los organizadores del que quizá es el mayor festival de poesía del mundo, el Festival Internacional de Poesía de Medellín, y siendo parte del Comité editorial de la revista Prometeo.
     Ha publicado cuatro poemarios y ha participado en numerosos encuentros y festivales internacionales de poesía en distintos países como Brasil, Panamá, Macedonia, Austria, etc.
     Luis Eduardo Rendón participará como poeta invitado en el Primer Festival Internacional de Poesía de Lima, y sirve esta ocasión para acércanos a su poesía y conocer sus opiniones sobre diversos aspectos relacionados a la misma.



1. Luis Eduardo, ¿cómo inició tu vínculo con la literatura, con la poesía en particular? ¿Cuáles fueron tus primeras lecturas de poesía?
Inició por influencia directa de mi padre, el poeta Fernando Rendón, fundador-director de la Revista Prometeo y del Festival Internacional de Poesía de Medellín. Desde antes de mi nacimiento, él se reunía en la finca donde nací en 1972, «Manantiales» (ubicada en San Roque, Antioquia) con sus amigos poetas, entre ellos Juan Manuel Roca, Raúl Henao y Margarita Cardona. A él también le vino de familia el vínculo con la poesía. León de Greiff era amigo de su padre (mi abuelo), quien lo conoció desde que era un niño.
Empecé a escribir poesía casi sin saberlo, a los 8 años, cuando retornaba de un viaje a Cartagena, habiendo podido entrar al mar por primera vez. Seis años antes no había podido porque resbalé en el baño del hotel en Cartagena, que era nuevo. Tuvieron que llevarme a la clínica para que me cosieran la herida en un párpado, de manera que no pude renovar, en ese momento, el vínculo con Poseidón teniendo que esperar, por razones del destino, seis años más.
La poesía fue, entonces, como mantener viva la experiencia del mar a través de su reconquista; recuerdos que en mi mente de niño recogía como una atarraya.
Desde niño viví además con mi padre el proceso de edición de la revista Prometeo, fundada en 1982. En aquella época del inicio de mi escritura, principios de 1981, empecé a llenar un diario, que contenía frases poéticas independientes, que escuchaba dentro de mí mismo, en el palacio del oído, y las escribía espontáneamente. A manera de clariaudiencias, las escuchaba en sincronía con las atmósferas oníricas de las reuniones que se hacían en la casa donde asistían poetas y artistas muy diversos, con sus lecturas y conversaciones enriquecedoras. La naturaleza sincrética de Prometeo (primero) y del festival (después) actuaron sobre mí brindándome el alimento esencial de varios ritmos y sonoridades, visiones y experiencias, que a su vez han alimentado el proceso de germinación de los poemas que he venido escribiendo.
Mis primeras lecturas conscientes de poesía fueron los poemas de mi padre y también los de Juan Manuel Roca, y gracias a las reuniones invaluables con otros poetas como Gabriel Jaime Franco, Jairo Guzmán, Rafael Patiño Góez, Carlos Bedoya y Javier Naranjo, entre muchos otros, pude acceder desde muy temprano a los poemas de Arthur Rimbaud, Charles Baudelaire, William Blake, Guillaume Apollinaire, Walt Whitman y René Char, entre otros, autores que alentaron y siguen alentando la llama que no cesa.



El poeta colombiano Fernando Rendón,
padre del poeta Luis Eduardo Rendón

2. Si no es indiscreción, ¿puedes describirnos brevemente tu estilo de trabajo? Seleccionas un tema y creas una estructura con poemas, o tan solo escribes poemas sin seguir un patrón. ¿De qué manera estructuras, por lo general, tus poemarios?
Mi estilo de trabajo depende ante todo del poema, su irrupción parte de una experiencia estremecedora de la consciencia que condiciona el modo de ser plasmada en el papel. En mis primeros libros se percibe más la voluntad de creación, la palabra sola, ladrillo de un acontecimiento imaginario, del que surgen los personajes imprevistos de la realidad.
Mi poesía de ahora parte más de la experiencia, del conocimiento que brinda esa experiencia, la reflexión que aunque menos sujeta al juego, siempre busca liberar de un yugo.
Por lo general he concebido un libro de poemas como un universo imaginado, invocado desde vivencias inmediatas y arquetípicas, constelaciones en eclosión, big bang que construye los poemas (sistemas solares) simultáneamente en su expansión.
La Velocidad de las piedras es azul obedeció, en su mayor parte, a una voluntad de creación. Imitando la proeza de Sherezada, debía yo cada noche escribir un poema-tautograma correspondiente a cada letra del alfabeto, constituyendo parte del libro en 29 noches. En aquellos días me gustaba definir al poeta como un obrero del lenguaje, alguien que tomando las palabras como materia prima de la imaginación, podía construir desde el humor, la sorpresa, un lugar irreductible a pesar de las reglas intrínsecas. La razón y la locura celebrando sus nupcias.
En La Plaza Mercurio dejé entrar a la página la mayor cantidad posible de elementos de la realidad para ponerlos en entredicho. Incluso consulté las páginas amarillas del directorio telefónico tomando frases enteras, así como frases de anuncios callejeros, reductos de la realidad, que al ser involucrados en otros contextos producían resultados sorpresivos, entrecomillando la realidad.
Finalmente, después de ejercer una escritura «experimental» en varios de mis libros considero que la poesía es también una clariaudiencia, algo que escuchas dentro de ti mismo, producto de la revelación que brota de la experiencia amorosa con el lenguaje y con el mundo. Cuando las palabras están dispuestas en un lugar recién nacido, emanan toda su carga, su pila original. Lo experimental es entonces una gimnasia que prepara los canales por donde ha de circular el agua, la luz, el aire de la poesía.



Algunas obras de Vallejo, Los heraldos negros (1919) y Trilce (1922)
3. Uno de los principales logros de un poeta es hallar una voz propia, una que lo haga reconocible. ¿Cuán difícil te ha sido el hallar esa voz poética personal en cuanto a las varias influencias que has tenido por tus lecturas?
Creo que el proceso de ir hacia la propia voz es de toda la vida. No creo que alguien pueda decir, «desde aquí empieza mi voz». Parece un misterio, como lo es el lenguaje mismo. Es sin duda un río, algo que fluye desde siempre, y somos conscientes de nuestra existencia gracias a él. El lenguaje poético a la vez que une los planos de la vida haciendo evidentes sus semejanzas, nos permite diferenciarnos, operación neta de la consciencia. Aunque cada ser de la naturaleza tiene voz propia, desde sol hasta el grillo, de la luna hasta la rosa, es posible dentro de la lengua abarcar todas las tonalidades, llevando a cabo un viaje similar al de Colón, a las tierras desconocidas de nosotros mismos, al sueño que funde todo de nuevo.
Agradezco haber leído a César Vallejo relativamente tarde, a mis 25 años. Reconozco que su lectura temprano me habría resultado limitante por abrumadora, porque quizá me faltaba aprender a tejer mejor con el hilo de Ariadna del poema, para que el Minotauro no me asfixiara en el laberinto. Coincido con muchos que es el más grande poeta en lengua española y lo sigo disfrutando como si me asomara por primera vez a una mina, asequible y siempre misteriosa.
Honradamente considero que el hecho de haber escuchado cientos de poetas en Medellín en más de ochenta lenguas, de múltiples tendencias estéticas y formas de ser y de estar en el mundo, me ha estimulado bastante.
Creo, sinceramente, que es imposible hallar una «voz propia» sin la tradición poética, porque sencillamente no se puede diferenciar uno mismo de lo que no conoce. Se conoce uno sumergiéndose en el relámpago de la tribu, alrededor de las hogueras de los demás espíritus creadores, en un acto chamánico poético que reúne al hombre, sana la escisión, vence la separación.
Hay que estar integralmente preparado para resistir la influencia de un autor, como si se tratara de una vacuna, porque nadie pasa en vano, por ejemplo, por la obra de Lautreámont o Artaud, o por la del mismo César Vallejo, sin llegar a sentir realmente un misterioso dolor en las entrañas, algo que viene más allá del padre y de la madre, como la melancolía innata del bandoneón o del cine en blanco y negro.


(de izq. a der.) El poeta iraquí Anwar Al-Ghassani con el poeta
Luis Eduardo Rendón en el Festival Internacional de Poesía
de Medellín en el año 2005 
4. Publicaste tus primeros poemarios en años consecutivos Arpa a merced de las manos invisibles (1996), La velocidad de las piedras es azul (1997), Universal Gong Night (1997) y Tras la loba espectral (1998). Si bien es cierto que cada poemario tiene su propio momento, ¿a qué se debe ese curioso hecho? ¿Quizá a una gran necesidad de expresarte en aquel momento de tu vida?
La producción poética de aquella época estaba inspirada por la estructuración (junto con el poeta Jairo Guzmán) de un manual de estimulación de la escritura inventiva, titulado Preludio para una gimnasia de las percepciones.
     Con indiscutible fervor surrealista realizábamos durante horas consecutivas los ejercicios, no sólo para verificar su eficacia en abrir los grifos de la expresión literaria, sino también para relacionarnos de una forma más creadora y divertida con los demás poetas y asistentes a los talleres que realizábamos semanalmente. Con la risa como santo y seña ingresábamos a todos los lugares. Entendíamos así, porque Gregory Corso había sobrevivido a la cárcel siendo casi un niño, por el poder innato del payaso sagrado, aquel que escapa a todos los controles. Por aquella liberación que experimenté al disciplinar el cuerpo imaginativo, activé una suerte de chip para moverme entre la consciencia y la inconsciencia, controlar el absurdo, direccionar la sorpresa. Toda esa energía produjo entonces más escritura, aunque no toda afortunada.


5. Eres uno de los organizadores de los más importantes festivales de poesía, el Festival de Poesía de Medellín, celebrado en tu país, Colombia. ¿Qué objetivos o metas se han logrado a través de la realización de este festival? Siendo, actualmente, un festival mayor en el mundo, ¿qué nuevas metas o cambios se han propuesto para renovarse constantemente?
En Medellín, ciudad-escorpión, se entrelazan vida y muerte, como siameses el odio y la pasión, el dolor extremo y la extrema belleza (resistencia).
     La poesía no cambia instituciones ni países, pero sí a los seres que pueden llevar a cabo esas transformaciones. Creemos sinceramente que, a pesar de que el negocio de la muerte mantiene los conflictos de los que se alimenta como un vampiro, hay varias generaciones irradiadas por la poesía, cuya sensibilidad es la materia prima para la construcción inevitable que vendrá. El proyecto Gulliver, por ejemplo, desarrollado en los barrios menos favorecidos de todas las comunas de Medellín, demuestra que niños que nunca habían escrito un poema o incluso leído un libro, pueden a la vez que exorcizar sus miedos y desarrollar su identidad creadora, construir sorprendentes artefactos como estos:

ME GUSTA BORRAR TODO

Me gusta borrar todo. Las tareas mal hechas, los números feos, los dibujos que no tienen formas. Mientras voy borrando me voy acabando, por eso no puedo soñar con anda, porque no tengo con qué, pues ya me desaparecí.
(Juan Pablo Álvarez, 9 años)
y

TU BELLEZA

La ballena azul es como las estrellas, sedosa como las flores,

Dulce como tus labios, tierna como tu personalidad.

Podría ser lo que sea, pero ella jamás superará tu belleza.
(María José Rojas Arcila, 10 años)


Entre los poetas también se ha creado una mayor interconexión que ha suscitado la creación de cientos de festivales en todo el mundo, y el año pasado la fundación del Movimiento Poético Mundial que ha celebrado varias jornadas simultáneas mundiales, y ejercerá su influencia para hacer de la poesía un elemento activo en la sociedad, desde la educación, desde la cultura, desde los medios. La globalización de la poesía debe neutralizar la globalización de la muerte y la banalización de la cultura, la apología del crimen y de la xenofobia.     Justo lo que sucede en Medellín es un coro de las múltiples voces que nos constituyen, la imagen futura, invocada de una civilización cimentada en la palabra poética como poder cohesionante e iluminador de sus raíces míticas. La unidad del espíritu humano para superar la crisis del mundo y la crisis interna, del alma.



Festival Internacional de Poesía de Medellín, el mismo que
congrega a varios miles de personas y que se ha vuelto
uno de los principales festivales internacionales de poesía
6. Luis Eduardo, ¿qué nos puedes comentar respecto al nivel y la calidad de la poesía contemporánea de Colombia? ¿La obra de qué poetas colombianos contemporáneos te parece que empieza a destacar por su buen nivel?
No soy un académico ni un ensayista. Tampoco un literato o un profesor. No creo que podría hablar responsablemente de la obra de mucha gente que está escribiendo y batallando día a día de forma silenciosa, bajo condiciones adversas. Por la experiencia sensorial de conocer personalmente a poetas de 160 países, considero que uno pertenece no sólo a la tradición de su país, sino también a la de la lengua y a de los poetas de su tiempo. Aunque la afinidad no es lineal en el tiempo, uno puede seguir sintiendo una afinidad y una hermandad natural con Vicente Huidobro o con Oliverio Girondo o, más cerca en el tiempo con Ramón Palomares, y dicha afinidad termina por trascender la lengua y se verifica que los poetas del mundo están unidos en sus raíces y ramas, ya que la operación mágica que une al hombre es la poesía, su integración. Impedir que la acción devastadora de los dogmas termine por arruinar al planeta, empezando por el alma de cada uno.
Si se trata de mencionar algunos nombres podría citar aquí, excluyendo sin querer a muchos que se me escapan sin duda y obviamente sin excluir los nombres que ya he mencionado antes, menciono por ejemplo a Horacio Benavides, Piedad Bonnet, Alberto Vélez, Pedro Arturo Estrada, Javier Naranjo, Pablo Montoya, Felipe García Quintero, Lucía Estrada, Andrea Cote, Mario Ángel Quintero y Angye Gaona.


7. La situación de convulsión-sociopolítica que vive Colombia desde hace varios años, ha influido en tu país. Esta convulsión, ¿tiene alguna incidencia trascendental en la obra literaria de los poetas colombianos? ¿Sientes que tu poesía, en particular, de alguna manera se ha visto influenciada por este conflicto de modo implícito o explícito?
Obviamente la situación colombiana influye en todos y naturalmente en los poetas, de un modo diverso. Poetas como Juan Manuel Roca en País secreto o Gabriel Jaime Franco en Las voces escindidas, han cantado lúcidamente en medio de los tránsitos dolorosos que nos han tatuado desde el nacimiento a muchas generaciones.
En mi caso, la influencia ha sido de modo implícito. La violencia crea la necesidad de resistirla y de enfrentarla. Creo que entre las fatales y obvias consecuencias de un conflicto, está que el lenguaje mismo se circunscriba a éste. He pensado, también, que a un poeta le puede afectar bastante el lenguaje político y periodístico, por el gran poder condicionante y condicionado de su naturaleza. Creo, sinceramente, que lo más sutil, lo más poético, puede alimentar más la resistencia que cualquier panfleto, y que la verdadera belleza es, en sí, un ejército de la luz cuyo trabajo, poético sin duda, debe ser, como lo dijo René Daumal en la Guerra Santa «una paz más activa que todas las guerras».


8. En el Perú, la sección cultural de los medios de comunicación ha sido limitada en extremo, ¿cómo ves el panorama del periodismo cultural, en especial el relacionado a la poesía y a la crítica literaria, en Colombia?
Creo que sucede lo mismo en nuestros países, donde las industrias culturales banalizan los medios empobreciendo a la gente intelectual, espiritual y emocionalmente. Como la cultura nunca será reducida al estatus de una mercancía, la vía es crear los propios medios, como el caso de los festivales de poesía, las escuelas de poesía, las colecciones populares de libros como sucede en Venezuela, las páginas web, los blogs. Poner las redes sociales al servicio de la insurrección poética, la integración del hombre consigo mismo, pertenecer a nuestros sueños, a nuestros mitos, al oro de la poesía.

La familia Rendón en el Festival Internacional de Poesía de Medellín.
Al centro, el poeta Fernando Rendón y a la der. el poeta Luis Eduardo Rendón

9. Como he mencionado, eres miembro de la organización del Festival de Poesía de Medellín, y ahora participas como poeta invitado al Primer Festival Internacional de Poesía de Lima. ¿Qué expectativas tienes en relación a este nuevo festival en la región? ¿Cómo crees que influirá la realización de este festival en el fomento de la cultura y de la lectura en el Perú?
Recuerdo haber conversado con Renato Sandoval en el año 2007, en el Festival Internacional de Poesía de Granada, en Nicaragua, acerca de lo importante que sería fundar un festival internacional de poesía en el Perú. Luego advino la fundación de la Red Nuestra América de Festivales Internacionales de Poesía y, más recientemente, la creación del Movimiento Poético Mundial, integrado por poetas, organizaciones poéticas y festivales internacionales de poesía del mundo entero.
     Ese asunto revela la necesidad de la globalización de la poesía y las acciones poéticas (belleza y resistencia ante la devastación del espíritu humano). El hecho concreto de haber sido y seguir siendo un continente saqueado, reviste de importancia a estos fenómenos del espíritu, como lo son los festivales de poesía, donde compartimos el oro espiritual de las presencias, construimos el país en la identidad con los más altos valores humanos, donde confluyen los ríos de todas las culturas.
Me asombra la calidad y cantidad de poetas que vendrán a la primera edición del festival, de tantos países, lo que le augura éxitos. El influjo de las voces venidas de varios países es un estímulo enriquecedor para los jóvenes. Y un potente antídoto contra el infructuoso intento de banalización de la cultura. La poesía es el mundo nuevo.


10. Para terminar Luis Eduardo, ¿tienes algún nuevo proyecto de publicación próxima? ¿Quizás algún poemario o ensayo?
Estoy preparándome para ello, debe coincidir con periodos de mudanza. A partir de otoños. Nos zafamos de la vieja piel para escribir, algo de ello sucede también con la publicación de un libro, algo queda inexorablemente atrás. Las nuevas vivencias, los nuevos sacudimientos adentro y afuera, las nuevas lecturas, los nuevos encuentros con otros poetas, como sucederá en Lima, sin duda dispararán nuevos vectores de escritura. Afortunadamente la poesía es un infinito camino.





Biodata
Luis Eduardo Rendón. San Roque – Colombia, 1972. Ha publicado en poesía: Arpa a merced de las manos invisibles (1996), La velocidad de las piedras es azul (1997), Universal Gong Night (1997), Tras la loba espectral (1998) y La Plaza Mercurio (2000).

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