|
El poeta colombiano Luis Eduardo Rendón |
Por:
Mario Pera
Luis Eduardo
Rendón es uno de los poetas más destacados de la poética colombiana de las
últimas décadas, siendo reconocido por su obra, la que destaca por
su originalidad e ironía, brindándonos poderosas imágenes que rompen con los paradigmas.
La voz poética de Rendón es, sin duda, una que
no sigue las reglas dispuestas, sorprendiéndonos con cada nuevo poema de una manera
distinta, incluso utilizando como recurso el humor, algo poco frecuente en la
poesía.
Además de poeta, Rendón desarrolla una trascendental
labor como gestor cultural, siendo uno de los organizadores del que quizá es el
mayor festival de poesía del mundo, el Festival Internacional de Poesía de
Medellín, y siendo parte del Comité editorial de la revista Prometeo.
Ha publicado cuatro poemarios y ha
participado en numerosos encuentros y festivales internacionales de poesía en
distintos países como Brasil, Panamá, Macedonia, Austria, etc.
Luis Eduardo Rendón participará como poeta
invitado en el Primer Festival Internacional de Poesía de Lima, y sirve esta
ocasión para acércanos a su poesía y conocer sus opiniones sobre diversos
aspectos relacionados a la misma.
1. Luis Eduardo, ¿cómo inició tu vínculo con
la literatura, con la poesía en particular? ¿Cuáles fueron tus primeras lecturas
de poesía?
Inició por influencia directa de mi padre, el
poeta Fernando Rendón, fundador-director de la Revista Prometeo y del Festival
Internacional de Poesía de Medellín. Desde antes de mi nacimiento, él se reunía
en la finca donde nací en 1972, «Manantiales» (ubicada en San Roque, Antioquia) con sus amigos poetas, entre
ellos Juan Manuel Roca, Raúl Henao y Margarita Cardona. A él también le vino de
familia el vínculo con la poesía. León de Greiff era amigo de su padre (mi
abuelo), quien lo conoció desde que era un niño.
Empecé a escribir poesía casi sin
saberlo, a los 8 años, cuando retornaba de un viaje a Cartagena, habiendo
podido entrar al mar por primera vez. Seis años antes no había podido porque
resbalé en el baño del hotel en Cartagena, que era nuevo. Tuvieron que llevarme
a la clínica para que me cosieran la herida en un párpado, de manera que no
pude renovar, en ese momento, el vínculo con Poseidón teniendo que esperar, por
razones del destino, seis años más.
La poesía fue, entonces, como
mantener viva la experiencia del mar a través de su reconquista; recuerdos que
en mi mente de niño recogía como una atarraya.
Desde niño viví además con mi
padre el proceso de edición de la revista Prometeo, fundada en 1982. En aquella
época del inicio de mi escritura, principios de 1981, empecé a llenar un
diario, que contenía frases poéticas independientes, que escuchaba dentro de mí
mismo, en el palacio del oído, y las escribía espontáneamente. A manera de
clariaudiencias, las escuchaba en sincronía con las atmósferas oníricas de las
reuniones que se hacían en la casa donde asistían poetas y artistas muy
diversos, con sus lecturas y conversaciones enriquecedoras. La naturaleza
sincrética de Prometeo (primero) y del festival (después) actuaron sobre mí
brindándome el alimento esencial de varios ritmos y sonoridades, visiones y
experiencias, que a su vez han alimentado el proceso de germinación de los
poemas que he venido escribiendo.
Mis primeras lecturas conscientes
de poesía fueron los poemas de mi padre y también los de Juan Manuel Roca, y
gracias a las reuniones invaluables con otros poetas como Gabriel Jaime Franco,
Jairo Guzmán, Rafael Patiño Góez, Carlos Bedoya y Javier Naranjo, entre muchos
otros, pude acceder desde muy temprano a los poemas de Arthur Rimbaud, Charles
Baudelaire, William Blake, Guillaume Apollinaire, Walt Whitman y René Char,
entre otros, autores que alentaron y siguen alentando la llama que no cesa.
|
El poeta colombiano Fernando Rendón,
padre del poeta Luis Eduardo Rendón |
2. Si no es indiscreción, ¿puedes
describirnos brevemente tu estilo de trabajo? Seleccionas un tema y creas una
estructura con poemas, o tan solo escribes poemas sin seguir un patrón. ¿De qué
manera estructuras, por lo general, tus poemarios?
Mi estilo de trabajo depende ante todo del
poema, su irrupción parte de una experiencia estremecedora de la consciencia
que condiciona el modo de ser plasmada en el papel. En mis primeros libros se
percibe más la voluntad de creación, la palabra sola, ladrillo de un
acontecimiento imaginario, del que surgen los personajes imprevistos de la realidad.
Mi poesía de ahora parte más de
la experiencia, del conocimiento que brinda esa experiencia, la reflexión que
aunque menos sujeta al juego, siempre busca liberar de un yugo.
Por lo general he concebido un
libro de poemas como un universo imaginado, invocado desde vivencias inmediatas
y arquetípicas, constelaciones en eclosión, big
bang que construye los poemas (sistemas solares) simultáneamente en su
expansión.
La
Velocidad de las piedras es azul
obedeció, en su mayor parte, a una voluntad de creación. Imitando la proeza de
Sherezada, debía yo cada noche escribir un poema-tautograma correspondiente a
cada letra del alfabeto, constituyendo parte del libro en 29 noches. En
aquellos días me gustaba definir al poeta como un obrero del lenguaje, alguien que
tomando las palabras como materia prima de la imaginación, podía construir
desde el humor, la sorpresa, un lugar irreductible a pesar de las reglas
intrínsecas. La razón y la locura celebrando sus nupcias.
En La Plaza Mercurio dejé entrar
a la página la mayor cantidad posible de elementos de la realidad para ponerlos
en entredicho. Incluso consulté las páginas amarillas del directorio telefónico
tomando frases enteras, así como frases de anuncios callejeros, reductos de la
realidad, que al ser involucrados en otros contextos producían resultados
sorpresivos, entrecomillando la realidad.
Finalmente, después de ejercer
una escritura «experimental» en varios de mis libros considero que la poesía es
también una clariaudiencia, algo que escuchas dentro de ti mismo, producto de
la revelación que brota de la experiencia amorosa con el lenguaje y con el
mundo. Cuando las palabras están dispuestas en un lugar recién nacido, emanan
toda su carga, su pila original. Lo experimental es entonces una gimnasia que
prepara los canales por donde ha de circular el agua, la luz, el aire de la
poesía.
|
Algunas obras de Vallejo, Los heraldos negros (1919) y Trilce (1922) |
3. Uno de los principales logros de un poeta
es hallar una voz propia, una que lo haga reconocible. ¿Cuán difícil te ha sido
el hallar esa voz poética personal en cuanto a las varias influencias que has tenido
por tus lecturas?
Creo que el proceso de ir hacia la propia voz
es de toda la vida. No creo que alguien pueda decir, «desde aquí empieza mi voz».
Parece un misterio, como lo es el lenguaje mismo. Es sin duda un río, algo que
fluye desde siempre, y somos conscientes de nuestra existencia gracias a él. El
lenguaje poético a la vez que une los planos de la vida haciendo evidentes sus
semejanzas, nos permite diferenciarnos, operación neta de la consciencia.
Aunque cada ser de la naturaleza tiene voz propia, desde sol hasta el grillo,
de la luna hasta la rosa, es posible dentro de la lengua abarcar todas las
tonalidades, llevando a cabo un viaje similar al de Colón, a las tierras
desconocidas de nosotros mismos, al sueño que funde todo de nuevo.
Agradezco haber leído a César
Vallejo relativamente tarde, a mis 25 años. Reconozco que su lectura temprano
me habría resultado limitante por abrumadora, porque quizá me faltaba aprender
a tejer mejor con el hilo de Ariadna del poema, para que el Minotauro no me
asfixiara en el laberinto. Coincido con muchos que es el más grande poeta en
lengua española y lo sigo disfrutando como si me asomara por primera vez a una
mina, asequible y siempre misteriosa.
Honradamente considero que el
hecho de haber escuchado cientos de poetas en Medellín en más de ochenta
lenguas, de múltiples tendencias estéticas y formas de ser y de estar en el
mundo, me ha estimulado bastante.
Creo, sinceramente, que es
imposible hallar una «voz propia» sin la tradición poética, porque
sencillamente no se puede diferenciar uno mismo de lo que no conoce. Se conoce
uno sumergiéndose en el relámpago de la tribu, alrededor de las hogueras de los
demás espíritus creadores, en un acto chamánico poético que reúne al hombre,
sana la escisión, vence la separación.
Hay que estar integralmente
preparado para resistir la influencia de un autor, como si se tratara de una
vacuna, porque nadie pasa en vano, por ejemplo, por la obra de Lautreámont o
Artaud, o por la del mismo César Vallejo, sin llegar a sentir realmente un
misterioso dolor en las entrañas, algo que viene más allá del padre y de la
madre, como la melancolía innata del bandoneón o del cine en blanco y negro.
|
(de izq. a der.) El poeta iraquí Anwar Al-Ghassani con el poeta
Luis Eduardo Rendón en el Festival Internacional de Poesía
de Medellín en el año 2005 |
4. Publicaste tus primeros poemarios en años
consecutivos Arpa a merced de las manos
invisibles (1996), La velocidad de
las piedras es azul (1997), Universal
Gong Night (1997) y Tras la loba
espectral (1998). Si bien es cierto que cada poemario tiene su propio
momento, ¿a qué se debe ese curioso hecho? ¿Quizá a una gran necesidad de
expresarte en aquel momento de tu vida?
La producción poética de aquella época estaba
inspirada por la estructuración (junto con el poeta Jairo Guzmán) de un manual
de estimulación de la escritura inventiva, titulado Preludio para una gimnasia de las percepciones.
Con
indiscutible fervor surrealista realizábamos durante horas consecutivas los
ejercicios, no sólo para verificar su eficacia en abrir los grifos de la
expresión literaria, sino también para relacionarnos de una forma más creadora
y divertida con los demás poetas y asistentes a los talleres que realizábamos
semanalmente. Con la risa como santo y seña ingresábamos a todos los lugares.
Entendíamos así, porque Gregory Corso había sobrevivido a la cárcel siendo casi
un niño, por el poder innato del payaso sagrado, aquel que escapa a todos los
controles. Por aquella liberación que experimenté al disciplinar el cuerpo
imaginativo, activé una suerte de chip para
moverme entre la consciencia y la inconsciencia, controlar el absurdo,
direccionar la sorpresa. Toda esa energía produjo entonces más escritura,
aunque no toda afortunada.
5. Eres uno de los organizadores de los más
importantes festivales de poesía, el Festival de Poesía de Medellín, celebrado
en tu país, Colombia. ¿Qué objetivos o metas se han logrado a través de la
realización de este festival? Siendo, actualmente, un festival mayor en el
mundo, ¿qué nuevas metas o cambios se han propuesto para renovarse
constantemente?
En Medellín,
ciudad-escorpión, se entrelazan vida y muerte, como siameses el odio y la
pasión, el dolor extremo y la extrema belleza (resistencia).
La poesía no cambia instituciones ni países,
pero sí a los seres que pueden llevar a cabo esas transformaciones. Creemos
sinceramente que, a pesar de que el negocio de la muerte mantiene los
conflictos de los que se alimenta como un vampiro, hay varias generaciones
irradiadas por la poesía, cuya sensibilidad es la materia prima para la
construcción inevitable que vendrá. El proyecto Gulliver, por ejemplo,
desarrollado en los barrios menos favorecidos de todas las comunas de Medellín,
demuestra que niños que nunca habían escrito un poema o incluso leído un libro,
pueden a la vez que exorcizar sus miedos y desarrollar su identidad creadora,
construir sorprendentes artefactos como estos:
ME
GUSTA BORRAR TODO
Me
gusta borrar todo. Las tareas mal hechas, los números feos, los dibujos que no
tienen formas. Mientras voy borrando me voy acabando, por eso no puedo soñar
con anda, porque no tengo con qué, pues ya me desaparecí.
(Juan Pablo Álvarez, 9 años)
y
TU
BELLEZA
La ballena azul es como las
estrellas, sedosa como las flores,
Dulce como tus labios, tierna
como tu personalidad.
Podría ser lo que sea, pero
ella jamás superará tu belleza.
(María
José Rojas Arcila, 10 años)
Entre los poetas también se ha creado una
mayor interconexión que ha suscitado la creación de cientos de festivales en
todo el mundo, y el año pasado la fundación del Movimiento Poético Mundial que
ha celebrado varias jornadas simultáneas mundiales, y ejercerá su influencia
para hacer de la poesía un elemento activo en la sociedad, desde la educación,
desde la cultura, desde los medios. La globalización de la poesía debe
neutralizar la globalización de la muerte y la banalización de la cultura, la
apología del crimen y de la xenofobia. Justo lo que sucede en Medellín es
un coro de las múltiples voces que nos constituyen, la imagen futura, invocada
de una civilización cimentada en la palabra poética como poder cohesionante e
iluminador de sus raíces míticas. La unidad del espíritu humano para superar la
crisis del mundo y la crisis interna, del alma.
|
Festival Internacional de Poesía de Medellín, el mismo que
congrega a varios miles de personas y que se ha vuelto
uno de los principales festivales internacionales de poesía |
6. Luis Eduardo, ¿qué nos puedes comentar
respecto al nivel y la calidad de la poesía contemporánea de Colombia? ¿La obra
de qué poetas colombianos contemporáneos te parece que empieza a destacar por
su buen nivel?
No soy un académico ni un ensayista. Tampoco
un literato o un profesor. No creo que podría hablar responsablemente de la
obra de mucha gente que está escribiendo y batallando día a día de forma
silenciosa, bajo condiciones adversas. Por la experiencia sensorial de conocer
personalmente a poetas de 160 países, considero que uno pertenece no sólo a la
tradición de su país, sino también a la de la lengua y a de los poetas de su
tiempo. Aunque la afinidad no es lineal en el tiempo, uno puede seguir
sintiendo una afinidad y una hermandad natural con Vicente Huidobro o con
Oliverio Girondo o, más cerca en el tiempo con Ramón Palomares, y dicha
afinidad termina por trascender la lengua y se verifica que los poetas del
mundo están unidos en sus raíces y ramas, ya que la operación mágica que une al
hombre es la poesía, su integración. Impedir que la acción devastadora de los
dogmas termine por arruinar al planeta, empezando por el alma de cada uno.
Si se trata de mencionar algunos
nombres podría citar aquí, excluyendo sin querer a muchos que se me escapan sin
duda y obviamente sin excluir los nombres que ya he mencionado antes, menciono
por ejemplo a Horacio Benavides, Piedad Bonnet, Alberto Vélez, Pedro Arturo
Estrada, Javier Naranjo, Pablo Montoya, Felipe García Quintero, Lucía Estrada,
Andrea Cote, Mario Ángel Quintero y Angye Gaona.
7. La situación de convulsión-sociopolítica
que vive Colombia desde hace varios años, ha influido en tu país. Esta
convulsión, ¿tiene alguna incidencia trascendental en la obra literaria de los
poetas colombianos? ¿Sientes que tu poesía, en particular, de alguna manera se
ha visto influenciada por este conflicto de modo implícito o explícito?
Obviamente la situación colombiana influye en
todos y naturalmente en los poetas, de un modo diverso. Poetas como Juan Manuel
Roca en País secreto o Gabriel Jaime
Franco en Las voces escindidas, han
cantado lúcidamente en medio de los tránsitos dolorosos que nos han tatuado
desde el nacimiento a muchas generaciones.
En mi caso, la influencia ha sido
de modo implícito. La violencia crea la necesidad de resistirla y de
enfrentarla. Creo que entre las fatales y obvias consecuencias de un conflicto,
está que el lenguaje mismo se circunscriba a éste. He pensado, también, que a
un poeta le puede afectar bastante el lenguaje político y periodístico, por el
gran poder condicionante y condicionado de su naturaleza. Creo, sinceramente,
que lo más sutil, lo más poético, puede alimentar más la resistencia que
cualquier panfleto, y que la verdadera belleza es, en sí, un ejército de la luz
cuyo trabajo, poético sin duda, debe ser, como lo dijo René Daumal en la Guerra
Santa «una paz más activa que todas las guerras».
8. En el Perú, la sección cultural de los
medios de comunicación ha sido limitada en extremo, ¿cómo ves el panorama del
periodismo cultural, en especial el relacionado a la poesía y a la crítica
literaria, en Colombia?
Creo que sucede lo mismo en nuestros países,
donde las industrias culturales banalizan los medios empobreciendo a la gente
intelectual, espiritual y emocionalmente. Como la cultura nunca será reducida
al estatus de una mercancía, la vía es crear los propios medios, como el caso
de los festivales de poesía, las escuelas de poesía, las colecciones populares
de libros como sucede en Venezuela, las páginas web, los blogs. Poner
las redes sociales al servicio de la insurrección poética, la integración del
hombre consigo mismo, pertenecer a nuestros sueños, a nuestros mitos, al oro de
la poesía.
|
La familia Rendón en el Festival Internacional de Poesía de Medellín.
Al centro, el poeta Fernando Rendón y a la der. el poeta Luis Eduardo Rendón |
9. Como he mencionado, eres miembro de la
organización del Festival de Poesía de Medellín, y ahora participas como poeta
invitado al Primer Festival Internacional de Poesía de Lima. ¿Qué expectativas tienes
en relación a este nuevo festival en la región? ¿Cómo crees que influirá la
realización de este festival en el fomento de la cultura y de la lectura en el
Perú?
Recuerdo haber conversado con Renato Sandoval
en el año 2007, en el Festival Internacional de Poesía de Granada, en
Nicaragua, acerca de lo importante que sería fundar un festival internacional
de poesía en el Perú. Luego advino la fundación de la Red Nuestra América de
Festivales Internacionales de Poesía y, más recientemente, la creación del
Movimiento Poético Mundial, integrado por poetas, organizaciones poéticas y
festivales internacionales de poesía del mundo entero.
Ese
asunto revela la necesidad de la globalización de la poesía y las acciones
poéticas (belleza y resistencia ante la devastación del espíritu humano). El
hecho concreto de haber sido y seguir siendo un continente saqueado, reviste de
importancia a estos fenómenos del espíritu, como lo son los festivales de
poesía, donde compartimos el oro espiritual de las presencias, construimos el
país en la identidad con los más altos valores humanos, donde confluyen los
ríos de todas las culturas.
Me asombra la calidad y cantidad
de poetas que vendrán a la primera edición del festival, de tantos países, lo
que le augura éxitos. El influjo de las voces venidas de varios países es un
estímulo enriquecedor para los jóvenes. Y un potente antídoto contra el
infructuoso intento de banalización de la cultura. La poesía es el mundo nuevo.
10. Para terminar Luis Eduardo, ¿tienes algún
nuevo proyecto de publicación próxima? ¿Quizás algún poemario o ensayo?
Estoy preparándome para ello, debe coincidir
con periodos de mudanza. A partir de otoños. Nos zafamos de la vieja piel para
escribir, algo de ello sucede también con la publicación de un libro, algo
queda inexorablemente atrás. Las nuevas vivencias, los nuevos sacudimientos adentro
y afuera, las nuevas lecturas, los nuevos encuentros con otros poetas, como
sucederá en Lima, sin duda dispararán nuevos vectores de escritura.
Afortunadamente la poesía es un infinito camino.
Biodata
Luis Eduardo Rendón. San Roque – Colombia, 1972. Ha publicado en
poesía: Arpa a merced de las manos
invisibles (1996), La velocidad de
las piedras es azul (1997), Universal
Gong Night (1997), Tras la loba
espectral (1998) y La Plaza Mercurio
(2000).